lunes, 14 de noviembre de 2016

El fracaso...

Aquello que nos puede hacer sentir arruinados, sin ganas de volver a intentarlo, aquello que nos hace querer mandar todo al carajo porque sientes que por más que te hayas esforzado, no valió la pena... 

He experimentado ese fracaso últimamente, y no digo que estoy en la ruina y no tengo esperanzas, no. Pero no puedo negar que este sentimiento es uno de los que más me afecta en mi vida, y lamentablemente, al escoger la carrera que escogí, es algo que tengo que saborear muy seguido, más de lo que he estado acostumbrada toda mi vida. Cuando sucede empiezo a compararme con todo el mundo, y la parte más pesimista y fatalista de mí surge como un monstruo desde las profundidades, siento que no sirvo para lo que hago y que hubiera dado lo mismo que no lo intentara y quiero rendirme y llorar y golpear todo a mi al rededor y luego simplemente, desaparecer... no sé si les ha pasado, pero no se los deseo. 

Necesito aprender a lidiar con esto o me va a amargar muchos días de mi juventud. Ahora mismo estoy más calmada y sé que poco a poco voy a empezar a ver este fracaso como una oportunidad para retomar el siguiente intento con más fuerzas que nunca, y no darme por vencida. Pero ahora mismo no siento eso, ahora mismo quiero encontrar una manera de olvidarlo y no puedo y mientras más lo pienso peor me siento. 

Así que aquí estoy, contándoles una historia a medias, esperando que tal vez alguno de ustedes pueda saber a qué me refiero. Y si es así, no tengo muchos consejos que darte pero, lo que sé es que debemos calmarnos primero. Recordar cómo me lo decían en primer año, un resbalón no es caída, no hay nadie en este mundo que nunca haya fracasado aunque se haya sacado la madre para intentarlo. Si sientes que no tienes determinada habilidad que te ayudaría, pues busca la forma de lograrlo usando tus talentos, o continúa ejercitando esa habilidad que no logras llevar a su máximo potencial  aún. No te rindas, no desistas.


El fracaso es un m... pero nosotros elegimos si dejamos que nos derrote, o nos levantamos desde lo profundo, más fuertes que ese monstruo, más fuertes que nunca. 

Buenas noches, Navegantes. 

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