Estoy recreando mis años pasados, tratando de encontrar el
origen de esa tormenta que hoy es mi vida. He llegado a habitar en un mundo de monotonía,
donde todo lo hago por inercia por esta capacidad increíble de complacer a
todos los demás sin molestarme en ver dentro de mí hasta que ya es muy tarde. Estoy más confundida que nunca en mis dos décadas
de vida…
¿Y es que qué hacemos cuando no sabemos qué hacer? Cuando no
podemos seguir adelante con las decisiones que hemos tomado pero el miedo acecha
si queremos dar marcha atrás. Porque dar marcha atrás es imposible. Porque dar
marcha atrás es perder el tiempo, es decepcionar, es caer, es fracasar… ¿verdad?
Dos años de dos décadas. Dos años que representarían un
décimo de mi vida que estoy a punto de tirar por la borda mientras nadie se lo espera y parte de mi me dice que no cometa la estupidez más grande de
mi vida, pero la otra parte no puede aguantar un segundo más sin liberarse de
esa carga tan pesada y ¡ser libre!
Pero … ¿ser libre para qué? ¿Qué voy a hacer una vez que
todo cambie? ¿Qué voy a hacer cuando tenga la posibilidad de ser cualquier
cosa?
… ¿Equivocarme otra vez?